Capítulo 11: Lo que no sabíamos de Margarita

Me ahorraré describir el cómo los vampiros dejaron Rumania y se dirigieron hacia Grecia, específicamente a la ciudad de Kastoria, ubicada al norte del país. Creo que también sería lo más conveniente omitir las partes referentes a la infructuosa búsqueda de información acerca de los licántropos y su presunta relación con la Ilusionista; también de la penosa impresión que les dejó este último viaje, al comprobar que Kastoria sustentaba su economía en el comercio de pieles, pues aunque parezca raro proviniendo de quienes se alimentan de seres humanos, estos vampiros repudiaban la caza de animales, “Nosotros matamos para subsistir y aprovechamos el dinero de los muertos, no lo hacemos por capricho ni lujo” decían meneando la cabeza con amargura.
Retomemos sus andanzas en el puerto de Patras, a donde habían ido a dar sin saber por qué, en un viaje cuyo rumbo ya no podían vislumbrar. Y por añadidura, una extraña atmosfera impedía que las cosas en el grupo fueran como siempre lo habían sido. Tristán no podía olvidar lo sucedido en Transilvania y aunque lo intentaba de corazón no era capaz de disimularlo.
Una extraña forma de mirarla, como ocultando algo, para desviar la vista rápidamente y fingir que no le ponía atención. Un constante rehuir de sus frecuentes intentos de acercarse, contestar distante a sus palabras, evitar en la medida posible cualquier contacto. A veces también la observaba y apretaba los ojos y los puños, acallando una voz interna que le susurraba confusas ideas en la mente. No sabían cuánto duraría ese sainete maldito que se iba hinchando de silencios y sentimientos negados como una pompa, pues nadie se atrevía a dar el primer paso porque simplemente no tenían idea de cuál era su papel en el drama.
Empero las burbujas siempre terminan por estallar, lo queramos o no, y esta vez le tocó efectuar el pinchazo a quien precisamente estaba menos involucrado. Cuando Dennis consideró que ya no soportaba más verse envuelto en una tensión que no le correspondía decidió que debía actuar y lo hizo una noche en un restaurante, siguiendo a Tristán que había ido al baño so excusa de desenredar un poco su maraña de cabello.
Allí lo encontró limpiando con un trapo la sangre en el piso del pobre tipo de cuello esbelto que se le cruzó en los lavabos y cuyo cuerpo ya había lanzado por la ventanilla
-¿Qué hiciste, Tristán?
-Es que tenía hambre- se excusó éste como un niño regañado, principalmente por el hecho de que Dennis lo había llamado por su nombre y no “Niño”“Tristón” o “Susy”, lo cual implicaba que estaba actuando con seriedad y eso no solía ser un buen indicio- ¿Sucede algo?
-Eso quisiera saber
-Dejaste a Margarita sola… deberíamos volver a la terraza
Se evadió Tristán, bajando la mirada al pronunciar el nombre
-Ella estará bien, el guardia creyó que tenía problemas mentales cuando comenzó a comerse las servilletas, así que la está cuidando… De momento me preocupas más tú
-¿Eh?
-No te hagas el tonto, actúas como un niño… otra vez- dijo Dennis y se acomodó sentándose en el borde de un lavabo para quedar más alto que Tristán- Ahora me dirás qué es lo que tienes con Margarita ¿Sigues enojado por lo de la loba?
-No estoy enojado, sé que ella no tiene la culpa… lo que sucede es todo lo contrario –dio un largo suspiro y continuó- lamento haber actuado así con ella, me siento culpable por entristecerla, pero cuando intento reconciliarme… recuerdo el modo en que actuó en Rumania. Nunca la había visto ser así, ni siquiera cuando cazamos, entonces voy pensando en cuán poco la conozco y eso me forma una coraza para con ella, recelo, pienso en qué otras cosas podrá estar ocultándonos…
Dennis permaneció en silencio, sumergido en reflexiones tan profundas que no alcanzo a vislumbrar. Después de un rato se irguió risueño y le dio un coscorrón a su amigo
-Idiota ¿Cuándo vas a crecer, niñito?... Supongo que es normal que tengas momentos de desconfianza, tan solo la conocemos de hace unos meses, pero ha demostrado que es nuestra amiga y eso debiera ser suficiente. No esperes sentado a que tus dudas se disipen, anda y trata de arreglar las cosas con ella… si no lo intentas, nunca acabarás de conocerla
Tristán asintió sumiso, como de costumbre Dennis llegaba a él con las palabras adecuadas, y salieron juntos hacia la terraza donde los esperaba Margarita con la cabeza hundida entre los brazos y la mesa.
 En el camino, Tristán cortó una de las flores que decoraban la terraza del restaurante y se la puso delicadamente en el cabello. Ésa era la señal para que Margarita comprendiera que la tormenta había pasado y la amistad con sus compañeros volvería a la normalidad, pero en el fondo Tristán lo sabía; ya nada sería igual, pues una sorpresa los acechaba en las cálidas costas griegas.
-¿Y ahora qué?- Se quejaba Dennis-  le perdimos el rumbo a la dichosa Ilusionista y ahora estamos aquí… sin una puta idea de cuál será el paso siguiente
-Bueno, tal vez si nos hubiésemos quedado más tiempo en Kastaria…
-Tal vez nos hubiésemos quedado si ustedes no se hubieran bebido una tienda entera y la policía no hubiera abierto un caso criminal
-Te recuerdo que eran unos malditos peleteros, ¡escupí su sangre envenenada!
-Eran malos
Lo apoyó Margarita, porque ella había matado a gran parte de las víctimas. Dennis ahogó sus comentarios en un sorbo de cerveza y su amigo agregó
-Pero ya que estamos aquí, disfrutemos nuestra estancia antes de continuar la búsqueda. Digo, ¡Esto es Grecia, la cuna del pensamiento accidental! ¿No los excita eso?
-Suenas como un nerd, niñito
-¿Un qué?
-Olvídalo. Si quieres hacer turismo, adelante…Tomaré unas cervezas más y nos iremos a recorrer más ruinas añejas por ahí, ya que no hay nada mejor que hacer
-¿Qué opinas tú, Margarita? Después de todo, de ti dependemos aquí. Eres la única que habla griego
La vampira fijó en él sus ojos como interrogándolo. Con algo de duda en la voz contestó
-Si
Y sonrió al ver que Tristán lo hacía y que todo aparentaba ser como antes.
Por alguna razón las ciudades parecen revelar su verdadero encanto durante las noches, lucen más sinceras, libres de las apariencias y dejando aflorar lo más íntimo de sus naturalezas, su historia e idiosincrasia. Es por tanto, privilegio de los noctámbulos observar lo más genuino de cada lugar que visitan; como en esta ocasión, que con la complicidad de la Luna recorrieron zonas de exquisita riqueza histórica de los períodos helénicos, macedonios y cristianos, algunos de estos vedados a esa hora para el público, pero ya que no se trataba de visitantes normales, pasaron por alto las barreras de seguridad para compartir con las reliquias el silencio solemne de quienes también han vencido el azote de los tiempos.
En eso se llevaron gran parte de la noche. Es de suponer cuáles eran los humores de cada uno, Tristán fascinado, Dennis refunfuñando por una cerveza y Margarita… sonriendo.
-Diantres, me dejé el abrigo en el museo…
Dijo Tristán cuando iban de regreso al hotel, cerca del amanecer
-¡Iré por él!
-No es necesario, Margarita. Ya conseguiré otro cuando cacemos mañana
-¡Iré por él!
Insistió ella
-Déjala. Si es lo que quiere…
-De acuerdo. Ve, nosotros estaremos en el hotel, ya sabes cómo volver… cuídate
-Sí. Nos vemos
Margarita se perdió calle abajo a pasos ligeros, mientras sus amigos la seguían con la mirada como un par de padres protectores hasta que ella dobló una esquina y con algo de inquietud se dieron la vuelta para continuar el camino en silencio.
Tomaron un café en el vestíbulo del hotel esperando a Margarita, cuando el sol ya rayaba tímidamente en el alba, pero ella no llegaba. Tratando de disimular la inquietud que comenzaba a embargarlos, se dirigieron a su cuarto, ya que Tristán llevaba las tarjetas magnéticas de los tres y se dedicaron a esperar en vela a que la noche cayera para poder salir en su búsqueda.
Imposible me es describir la angustia que sintieron esa larga tarde, esperando lo inesperado. Un íntimo dolor atribulaba sus frías entrañas. La certidumbre latente de que no volverían a ver a su querida amiga, la sensación ingrata de un vacío en crecimiento. El gran verdugo que aún los atormentaba acechaba sus almas: los cambios, dolorosos cambios que implicaban comprobar la fugacidad del mundo una vez más, llevándose aquello que sustentaba sus vidas como un pilar.
Quién pensaría que los vampiros fuesen capaces de amar de ese modo, con tanta pureza y desinterés. También a ellos les costaba comprenderlo. Eran criaturas de oscuridad, depredadores naturalmente dotados para provocar deseo, pero en algún momento habían sido humanos también y aunque quisieran renegar de ello, aunque los consideraran simple alimento, seguían sintiendo como tales. Me atrevería incluso a aseverar que por ese mismo exilio nocturno al que estaban condenados, los llevaba a aferrarse de aquél modo entre sí. No llenos de temor a la muerte y la soledad como los humanos, sino con la complicidad de quienes han vencido estas barreras, con sincera lealtad y tan intensamente que sería difícil describir, aunque por el mismo motivo eran inefablemente dolorosas.
Tenían miedo y tristeza, no podían negarlo. Ya pensaban lo peor y de solo imaginar a la dulce Margarita ardiendo bajo el sol convirtiendo en sórdidas cenizas su cuerpo de muñeca, se estremecían aun más. Pero no podían hacer nada a esa hora, encerrados entre gruesas cortinas para preservarse de la fatalidad de la luz, solo podían aguardar un milagro y ya es sabido que ninguno de ellos cultivaba la fe.
Aunque aquella última fibra de humanidad que aun permanecía viva en el fondo de sus corazones les instara a no perder la esperanza, el racionalismo se imponía; Comenzaban a pensar en el futuro, en cómo se acostumbrarían a su ausencia. Nunca más su mirada translúcida ni su fragilidad de mariposa, su aire despistado, el laberinto inverosímil de su desconcertante mente. Ya nunca más el viaje entre lunas de charla con musarañas. Ya nuca más Margarita.
-Tal vez encontró refugio
Dijo Dennis rompiendo el agobiante silencio que lo ahogaba
-No debí dejarla ir sola. No debí ser tan frío con ella… solo quería complacerme con lo del abrigo
-Ya cállate. No eres culpable… las cosas pasan queramos o no. Esta no sería la primera vez que dejamos atrás a alguien
-No se trata de “alguien”-replicó ásperamente Tristán- ¡Es Margarita! ¡Nuestra Margarita! Ella que es toda magia, el sol del que nos privó la muerte, nuestra niña flor…
-Lo sé. No sigas… yo solo… digo, no quiero… o sea…
-Yo también la extraño, Dennis
-Es increíble cómo en unos meses esa niña se nos volvió indispensable
Sonrió amargamente Dennis, a su vez Tristán asintió en silencio. Sin saber cómo, sin saber cuándo la locura de Margarita los había envuelto y hechizado. Se sintieron un triángulo incompleto y recordaron a qué sabía la soledad.
A sus pies se amontonaban las botellas que habían comprado antes de subir al cuarto. Seis cervezas y tres botellas de vino eran la prueba fehaciente de su desasosiego. No habían degustado nada, solo lo hacían para acortar las horas hasta el anochecer, hasta la verdad, hasta… cualquier cosa distinta del silencio vacuo que se les enredaba en el alma.
-Si ella regresase…- dijo Tristán en un tono de ruego y confesión- disiparía todas mis sospechas, nunca más dudaría de ella…
¿No es curioso cómo a veces la coincidencia parece burlarse de nosotros? Poco después de haber pronunciado esas palabras que se hundieron en el olvido como una botella en la mar, un sonido en la puerta los estremeció. Como siempre habían especificado en recepción que no querían molestias durante el día, por lo cual les sorprendía que alguien tocara a su puerta. Además las recientes experiencias con los lobos los mantenían aun alertas a cualquier ofensiva. Sin embargo, el suave golpear dio paso a un extraño sonido como si la puerta estuviese siendo arañada y posteriormente el ruido sordo de una masa más o menos pesada empujando la madera.
Sin perder el recelo los dos vampiros se dirigieron al umbral, escondiéndose Dennis detrás de la puerta por si había una entrada de luz. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando no percibió absolutamente nada por parte de Tristán y al salir de su escondite lo vio aferrado como náufrago a madero de la mismísima Margarita.
No pensaba en nada mientras la sentía entre sus brazos. Ni un regaño ni una bienvenida, solo la alegría límpida de tenerla de vuelta, de pensar que la pesadilla había acabado. Ni siquiera se dio cuenta de cuando otro cuerpo se añadió al abrazo y Dennis dejó fluir su emotividad también. Dios sabe cuánto duraron así, callando y diciéndolo todo a la vez. Solo terminó el hechizo cuando Margarita dejó caer al suelo los jirones de un abrigo negro
-Diantres… lo trajiste
Dijo Tristán avergonzado al separarse para recogerlo
-¿Cómo es posible?
-¿Qué cosa?
-Qué hayas llegado así, son las… tres de la tarde
-¿De veras? ¿Me quemé?
Los dos vampiros se sentaron en un sofá intrigados, esperando una merecida explicación al fenómeno
-Margarita ¿Puedes contarnos lo que pasó desde que fuiste a buscar mi abrigo?
-Bueno- dijo la muchacha y se acomodó para comenzar su narración- Fui al lugar de las antigüedades y tomé el abrigo, después habían unos dibujos muy lindos en los vasos y los miré hasta que sonó un ruido horrible y se llenó de gente que me apuntaba y me hacía preguntas. Después me llevaron a otro lugar donde nadie se veía alegre, yo quería irme, pero no me dejaban e insistían en preguntarme cosas que no entendí y como no dije nada me dejaron ir. Entonces salí y tooodo brillaba, me volví como ciega y anduve dando vueltas y parece que me caí, pero me despertó un perrito. Le puse Jack Elliot… aunque no sé por qué. Después nos fuimos juntos y… y… había gente… y…no me acuerdo…- Margarita titubeó un poco para luego retomar la historia con júbilo- ¡Y me comí un helado de piña! Luego estaba afuera del hotel y Jack Elliot no pudo entrar, yo quería que lo dejaran, pero el señor me dijo que no y como yo me puse triste me dio un caramelo y me hizo entrar. Jack Elliot se quedó afuera con él. Después me subí al ascensor, el chico me preguntó por el piso y yo le dije que no sabía así que salió no sé a dónde y apreté algo. Luego estaba en el pasillo y vine para acá y toqué la puerta, rasguñé la puerta, empujé la puerta y abrió Tomás y después todos nos abrazamos y…
-Suficiente, hasta ahí está bien
-Tengo un perrito. Se llama Jack Elliot ¿Saben por qué?
-El punto es que estuviste al sol… y sobreviviste
-¿Si?
Antes de que la alegría fuera a convertirse en irritación Tristán se acercó a ella y examinó cuidadosamente sus brazos y cuello.
-Dennis ¿Te has dado cuenta de que Margarita no tiene marcas de colmillos? -Inconscientemente Dennis acarició su muñeca mordida y reflexionó las palabras de su amigo- ¿Recuerdas cuándo comenzaste a beber sangre?
-…… desde…. ¿siempre?
-Margarita no es una vampira
Observó Dennis
-¿Qué?
-Eres una dampira
Al unísono Margarita y Tristán replicaron
-¿Una qué?
-Media vampira. Debe ser hija de una vampira conversa durante el embarazo… o de otra dampira con un vampiro converso…. Para ser tan nerd sabes bien poco de tu especie, niñito
-¿Eres dampira, Margarita?
 -…. ¿si?
Los dos vampiros se quedaron un rato más mirándola. Definitivamente ella siempre sería una caja de sorpresas. Tanto Dennis como Tristán pensaban en esos momentos en otras cosas, lejanas en el tiempo y el espacio, pero de algún modo, insistentemente cercano.
-Entonces…
Comenzó Tristán, pero Dennis lo interrumpió
-Entonces puedes bajar a comprar cerveza todo el día ¡Y más barato! Genial.
Y ahí quedó el tema. Como quienes han perdido la capacidad de asombro siguieron sus rutinas normales y si alguna sospecha rondó la mente de Tristán, la ahogó en seguida por su compromiso. Pero aún quedaba una sorpresa en el día y Margarita se las dio cuando iban saliendo de cacería
-Toma
Dijo Margarita alargándole unos papeles a Tristán.
-¿De dónde sacaste estos boletos de barco?
Margarita se encogió de hombros y Dennis le arrebató los pasajes de un movimiento
-No importa, siempre he querido volver a viajar en barco e Italia está muy bien, quizás hasta alcancemos el carnaval de Venecia… ¡Mira, incluye invitación para un show de ilusionismo!
Con eso se ganó la atención de Tristán y salvó la noche.
A la noche siguiente irían a Italia en un crucero de lujo.

1 comentario:

  1. Disculpa mi gran demora en leer esto, pero el día que me dije voy a leer todo de un viaje, pues tuve un inconveniente: alguien me hablo por chat toda la noche XD.

    Pero como nuevo autonombrado fan nº1, he vuelto a la carga para comentar, y este capitulo me dejó con una vuelta de tuercas increíble. Quien hubiera pensado que Margarita era una ¡Dampiro!

    Además es verdad, nuestros protagonistas: Dennis y Tristán son MARGARITADEPENDIENTES!

    Se despide, el chico de la risa estruendosa. :)

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